15 jul 2009

perdición del día

Suelo olvidar todo lo que escribo,
dejarme llevar por las brisas y la luz
que cada tarde disipan
las formas convenidas del sendero.
Lo que escribo nunca será el rumbo,
ni tan siquiera será la alternativa:
hablo de esos días en que vago solitario
entre plazas austeras y solemnes jardines.
¿Qué es aún la poesía?
El norte de este mundo
no está tras las palabras ni en el llanto.
Pero escribo, describo mi común cansancio:
trato de abrirme paso cada día
hasta algún lugar donde encontrarme,
a mí mismo contigo o con ese alguien
que sepa leer en lo que callo.

Porque olvido lo que escribo,
repito cada día en mis silencios
el poema indescifrable del pasado.