3 jul 2009

Decadencia

Suelo imaginar conversaciones perfectas.
Mi mente es un teatro enloquecido,
un rincón de vaguedades absurdas.
Soy la constante invención perversa
de una realidad interior
que sostiene lo de fuera.
Mi entorno verdadero, los lazos
que estrecho cada día con la gente,
se dan en un terreno indefinido.
Pues donde dos personas se desnudan
para mostrar su identidad al mundo,
se crea un vacío incomprensible
que sólo puede llenar la fantasía.
Hoy, son las normas que soñamos
las que dan sentido a nuestros actos.

Y fantaseo en otras vidas, me empeño
en levantar un mundo en el que quepa
todo lo que ya se ha derrumbado.

Yo suelo imaginarme libremente.
Y en esta vanidad de lo que sueño
está el pudor por todo lo que no hago.