5 jun 2009

Sobre la vergüenza

Toda ciencia del secreto
consiste
en soñar balcones soleados
desde donde contemplar el mar
donde duerme tu vergüenza.

Pero hoy
ciertas verdades aterciopeladas
se cuelan desnudas en tus gestos.

Y crees que no hay secretos.

Que lo más probable para ti
es un cuarto de soledad intranquila,
con su cuerpo hermético cansado de sufrir
por el ambiguo corazón de esos idiotas.

Sospechas que te corresponde
ese sórdido aparcamiento sin luz,
en el que alguien, un extraño,
te observa porque cree saber
quien eres tú y por qué
vagas sin nadie todavía.

Y sabes que los mejores confidentes
son esos fantasmas ideales
que habitan el sótano de la imaginación.

Crees que no hay secretos
que no pueda adivinar un inocente.
Sabes que no hay secretos
que no puedas mentir para perderte
en ese olvido fácil
que consuela sólo a los que mienten.