31 may 2009

Lunático

He visto la luna brillar
por primera vez
en muchos años.

Jamás entenderé por qué,
aunque mirara un mar cristalizado,
la luna se asemejó a todo
lo que no me importó nunca.

¿Tanto me acostumbré a ti, amor?
¿Tanto apaciguaste el sol más alto,
único dios visible en mi letargo?

Qué rutina ciega, la del llanto.
Qué espejismo gris, el del destino.

Aún quisiera devolverle el fulgor
a los astros blancos de entonces,
a la extraña sensación
de haber tornado algo en mí
quimera, creación de fuego,
afirmación inexplicable,
pasadizo entre dos mundos
borrados para siempre de mis manos.

He visto la luna brillar
por primera vez
después de soñar tanto.

(Inaudible es el silencio
para quien escucha
todavía indiferente
su propio llanto.)