27 may 2009

Los enemigos del sabio

Mientras vivas, le dijeron,
negaremos todas tus palabras.
Por más que sepas la verdad,
nosotros, que ya sólo creemos
en las difusas señales del destino,
negaremos los nombres de esa fe
que, en realidad,
es hambre y fuego.

Negaremos, de ese modo,
tu voz y tu silencio.

Y un día te daremos muerte.
Saldaremos las deudas que reclamas,
derramando tu esperanza y llorando,
en verdad llorando,
por esa verdad tan simple
que antepones a la nada.

Y luego, le dijeron sin pensarlo,
repetiremos tu nombre cada día.
Cada día te recordaremos
en lo más alto de la luz,
hermoso y triste en tu silencio,
casi perfecto, solo y esperando.

Te adoraremos siempre
para que ninguna de tus palabras
recaiga, furiosamente viva al pronunciarla
cualquier día nuevo,
sobre nuestro vergonzoso llanto.