19 may 2009

como la nada

Vivir: amar sólo la vida, perpetua encrucijada
desde donde el alma parte siempre a solas.

Encrucijada a donde regresa sola cada día.

Y creyendo que no es posible retener
el cauce sombrío del tiempo, la vida pasa
con la angustia de no saber nunca
cómo anegó la noche aquellos días de gracia.

Porque todavía sueño habitar con mis gestos
y toda la fuerza oscura de mis palabras,
un lugar pleno de luz, donde se detenga
la imprecisa muerte cambiante, la tristeza
de saber que toda muerte es definitiva.

Y no perdurar, para que esa muerte inapelable
no halle nunca en mí un esclavo de sí mismo,
un esclavo que no haya aprendido a perderse,
a olvidar, a escuchar en soledad el viento
que arrastra a veces mi mundo.