17 may 2009

Azul cerúleo

A Jorge y a Jose Carlos,
recordando cierta amanecida...

El cielo del amanecer se pinta solo.
No necesita de artífices desmesurados,
ni de actores que lo definan
con explícito gesto de sonámbulo:
no es inhumana la tristeza
que hace de la luz un acertijo
tan difícil de entender como la vida.
Si fuimos testigos cautivados
por el azul casual de la mañana,
también servimos a la inestimable belleza
de todo lo que se presta a ser sentido,
y así corroboramos que la vida
es siempre un cielo abierto
a nuestros días felices.

El cielo del amanecer hoy da por hecho
que somos los primeros en averiguarnos.

¿Regresaremos algún día
al mismo paseo que quisimos
recordar desde el principio?
¿Regresaremos al lugar donde la noche
se confunde sin quererlo con la vida?

Regresaremos, sí,
cuando el alba nos ofrezca
un mismo azul cerúleo
tan lleno de silencio.