9 abr 2009

ser de otro

No te traicionas a ti mismo.
Es al que quieres ser,
al que a veces amas y alimentas
y a veces niegas con tus actos,
al que traicionas tan humanamente.

No es a ti a quien duelen los engaños
que, para creerte héroe o criminal,
pronuncias felizmente las noches estivales
en las que tantos se congregan, no es a ti.
Es a él, al diáfano ejemplo
que pretendes desde siempre,
que desde siempre te atormenta
en la noche donde todos son ya
lo que quieren ser.

Pero tú le traicionas.
Y quizá por eso
aún concibes el rechazo que supera
a los que no gobiernan lo que son,
quizá ves la sutil injusticia de soñarse.

Porque no es tan sólo
el amor o el poema,
no es ni enero irrepetible,
ni el blando ser de los abrazos.

No es la voluntad de ser aún mejores
lo que rige la esencia de tus actos.