15 abr 2009

luces opuestas



“florecer y marchitar
no es consciente a la vez”
Rilke


En cada término de la vida,
en el nombre o la conciencia
más profunda del instante,
palpita siempre, irremediable,
una impresión de absoluto,
la sospecha de un ser definitivo
que no conoce todavía
el lado opuesto de la luz.

Tan ciego es nuestro horizonte,
que vislumbrar otro sentir
ya parece adelantarse demasiado.
Pues lo más vivo en el interior
es también lo más efímero,
y la vaga conciencia
de una muerte inminente,
y el difícil mecanismo
de un cuerpo satisfecho,
y la verdad, y la palabra,
y todo lo que parecería eterno
se confunde, y encuentra
una visión distinta a cada instante.

Una visión que niega lo que fue,
que ignora sabiamente
su propia condición perecedera.

Vivir el presente es negar el mañana
y olvidar, casi sin quererlo,
lo vivido ya por siempre.