26 abr 2009

ciertas despedidas

Para mí tenías que ser este silencio
de tiempo que me niega con su brasa
la hora de volver hasta tu puerta.

Tras ciertas despedidas en la bruma,
sólo queda una forma de esperar
aquello que ya es nada,
el trágico imposible de una sombra
que huye de sí misma hacia el olvido.
Pero dime si fuimos solamente uno,
si supimos de la felicidad más comprensible.
De aquella que sucede para siempre
en la luz más viva e inconsciente,
en la mirada que encuentra su infinito.

Demuestra el verdadero horror
que el verdadero amor también existe,
y por ello hay sombras en mis manos,
milenarias como el fuego o las palabras
que traen tu memoria hasta la noche.

Para mí tenías que ser este secreto
que guardo para nadie entre los ecos
de un tiempo más hermoso que la vida.