5 mar 2009

Ser poeta no es una ambición mía.
Es mi manera de estar solo.

Fernando Pessoa

Pasear por esta ciudad lluviosa
es pretender la suerte del poeta.
Así busco entre mis manos
el más leve signo de locura.
Y sólo encuentro atardeceres,
lluvias como esta,
dantescos epitafios.

No sé muy bien que es ser poeta.
Reconozco aun que estuve loco,
que perseguí la imagen de mis versos
en lo más hondo de una nada hiriente,
y fui absurdo, vulgarmente fascinante,
un soñador adolescente
que nunca se encontró a sí mismo.

La poesía he perseguido siempre.
Quizá he querido escribir
como quien busca la muerte.
Pero, por más que trate de elevarme,
el poeta que acaso he sido,
es un extraño; idéntico, eso sí,
a todos los demás desconocidos
que a solas pasean todavía
por esta ciudad lluviosa.

Tal vez sin pretender otra suerte
que la de ser ellos mismos,
anónimamente transitan
un mundo que yo, como todos,
también sin ser nadie necesito.
Yo que, sin embargo, estuve loco,
necesito que los vivos vivan
el viejo drama que me inspiran,
porque en eso consiste
creer que cualquiera puede ser poeta.

Y porque la soledad es el arte
de pretender estar solo,
aun cuando uno lo está
pese a todos sus semejantes.