14 mar 2009

ha de llegar hasta nosotros

Construyamos
sobre lo ya construido
nuestro tesón de niebla,
que sean nuestros sueños
sutil indiferencia
ante este inmenso vacío.
Levantemos un hogar sobre los vientos,
un refugio de verdes plenitudes, una estancia
que no deba perdurar más que las horas,
ni hacerse más indispensable
que la lluvia que encuentras en enero.

Pero construyamos un cálido invierno
y el poema que alumbre nuestras sombras.
Que en lo más alto de este gozo
se divisen alturas más perfectas,
caricias más sencillas
y rectos caminos hacia lo que somos.

Porque este tiempo, este leve sendero,
nos lo arrebatará la vida
para imponernos los hechos.
Construyamos, entonces, un amor
que al pasar no deje más que esto,
que lleve implícita en sus signos
la imprecisa claridad del sueño
que torna regocijo nuestros cuerpos;
que deje en nuestra ausencia
la señal desnuda de una ingrávida mañana
llena de tranquilos secretos.

Un amor que sepa en sus entrañas
que el olvido llegará de pronto,
y que la inmediata realidad del aire
respirado inconscientemente
se convertirá en sombra de tu carne,
nostalgia de estos versos o en nadie.