31 mar 2009

el ser de la espera

Ahora tengo la extraña impresión
de haberte esperado desde ayer.
Porque pasaron, siempre veloces,
las tardes grises de mi soledad,
antes yo esperaba y era otro.
Otro más allá del tiempo,
muy lejos, todavía,
de comprender las horas estériles
que pasábamos sin vernos.

Porque nadie sabe si algún día
la esperanza se hará acto
en lo más oscuro de la tierra,
esperar es presentir lo infinito:
nadie sabe cuánto han de durar
los años más inciertos,
ni si el más perfecto frío
nos devorará el silencio.

Pero esperar fue, acaso,
la forma más certera
que tuvo el futuro de dolernos.

No, al esperar no somos nosotros.
Somos apenas nuestro tiempo,
el sueño que limita con la vida.
La vida que transcurre como un sueño.
Pero te esperaba y me esperaba a mí,
y aunque así tratara de acordarme
de mi viejo rostro de siempre,
sólo veía un azaroso quizás,
un porvenir imposible
ardiendo en las horas estériles
que hace tiempo pasaban
por ti y por mí,
y más allá de nosotros.