25 feb 2009

temer la vida

Sólo nos corresponde del drama
la humana negación
de su densa realidad en nosotros.

Por más intensa que sea la tristeza,
y aunque la brutal negrura se te ofrezca
tal hermosa despedida con los héroes,
no cedas todavía,
no cedas mientras puedas,
mientras oigas latir tu voluntad
y algo en tu interior se oponga
a regodearse sin más ante la muerte.

Sueña. Llámate a vivir. Miente.
Miéntete si es necesario avanzar
y tus pasos retroceden y preguntan,
y tu corazón se esconde, y alguien dice
que es más fácil llorar por un alma valerosa
cuando no teme la vida ni el olvido.