22 ene 2009

primera distancia

Tú me separas del ruido
que gobierna oscuramente la intemperie,
me alejas dulcemente del desastre
de ser sólo otra parte
de mi propio silencio,
de mi verdad más íntima.

Tienes la delicadeza de herirme
cuando me niego a mí mismo,
así, tu herida y mi nombre,
son fuerza propagada por el aire,
dolor que se consume en las aguas
tranquilas de un tiempo distinto.

Tú me llevas hasta los meses
en que mi sombra era potestad del fuego,
y en tus rumores ardo,
y en tu silencio muero,
pues me pierdo sin saber
si mi hora se acerca
desde tu pasional caricia, porque,
desde tu infranqueable ausencia,
arrasa toda esperanza el tiempo.

Tú me separas del ruido certero
que hace temblar mi vida.
Tú me alejas, dulcemente me alejas
del caos invisible
que gobierna la soledad del instante.

Yo contengo en mi corazón la duda
de estar también separándote
de la más oscura corriente,
de la inercia que tu propio ruido
alimenta en los simples vacíos del día.