El aire a veces duele y es tiempo
y hay sorda literatura en estos sueños,
que no llegará nunca a convencerte.
He dejado abandonado el fuego
en el que ardieran todas mis palabras,
porque la verdad es a veces
un tejido espeso,
rasgado por extrañas dudas
que también son voz y furia.
Te acercas a mí y me contagias
el dolor certero que el silencio
contiene en los huesos de la nada.
Me he mirado y he visto tu presencia,
y detrás estaba escrita toda nuestra historia.