14 dic 2008

Nostalgia

Niégame la hora impredecible
en que las calles deban devolverme
la imagen transformada de mi alma.

Cuando el dolor y la rabia,
el hastío, la tristeza o la venganza,
seduzcan a este soñador enfermo,
a este enamorado errante
a quien la vida
tanto ha maltratado por capricho,
aparta con el candoroso beso
el extraño infierno sordo
que ha gestado mi cabeza.

Niégame el verdadero sufrimiento,
que no quiero pensar inútilmente
en la esperanza imposible
de ser otra vez
sombra de lo que ya he sido.