9 sept 2008

para ti, con un incierto tono de ironía,
que acaso querrá advertirnos
sobre los pormenores del orgullo.


Quieres hacer de mí ese reflejo
que se mire a cada rato en tu nombre,
de mí esa voz
que te llame por tu imagen,
quieres que renuncie a todas mis tristezas
con tal de no mirar a donde miro.

Te gustaría que fuera tu enemigo
para poder firmar la tregua cada tarde.
No sé, tal vez quisieras,
tal vez te agradaría en algo
que llorase solo,
como el niño que fui antes,
porque sé que sabes consolarme.

Aunque pienses cincelarme,
has de saber, amor,
que siempre he fracasado
tratando de cumplir la vocación
de quien creyó perfeccionarme.