5 sept 2008

Hemos aprendido del daño fácil
la triste hora silenciosa
que atraviesa el mundo si sufrimos.

Si este amor loco de esperanza
enterrasemos bajo una simple duda,
ocurrirían despacio entre nosotros
los irremediables, oscuros pasos
de los años solitarios
que ocultasen el verbo claro del perdón.

Acaso presenciaríamos también
otro ayer posible y diferente,
otra juventud ingenua y otros sueños,
otro tiempo para ser lo que expresamos,
y también para sacrificar aquel rencor,
con tal de pasar otro día entero
abrazados bajo el mismo techo.

Pero hemos aprendido sin remedio
que el amor necesita mucho tiempo,
porque por él debemos confesarnos
el daño que quedase siempre impreso
detrás de cada hermética respuesta.