9 ago 2008

Sé que fuiste tarde de enero,
ciudad solemne y frío,
que observaste todos los atardeceres,
que escapaste del silencio, del recuerdo,
de esa forma lenta con que el tiempo
se entremezcla sutilmente con lo tuyo.
Fuiste antes de mí y has sido luego,
sólo han cambiado tus vestidos,
las frases de tristeza, no sé si tu sonrisa,
puede que tus ojos, ante el río,
hayan visto otra inocencia.

Fuiste tú y lo sigues siendo.
Tu palabra se ha medido con la mía,
tus noches en Sevilla son idénticas,
aunque puede que ahora mismo
acaso en algo se parezcan
mis sueños infinitos y tus lunas nuevas.

Ya eras tú. Eras tú antes del comienzo.
Sólo yo he perdido esa forma insana
de pesar tanto la vida,
esa forma, que no me pertenecía,
de negar mi propio olvido,
como sólo se puede negar mintiendo
lo imposible de cualquier futuro.