20 jul 2008

Son horas de soledad
reflexionando lentamente
acerca de nosotros,
hijos taciturnos de la nada,
que en horas como esta
aprendimos el lenguaje imprevisible
que allanaron los poetas,
los anticuados, sentimentales poetas
que un día planearon explicarnos
el sentido de ese amor,
infinita voluntad, pasión o verbo,
que sólo asoma desde el llanto
para recordar la verdadera alegría.

Son horas de soledad buscando
restos de nosotros mismos.

Porque la vida es una forma de observar
el mundo desde la nada,
son horas de soledad observando
tu rostro desde el olvido, tu rostro
desde la tibia noche,
desde el silencio,
desde un espejo antiguo.

Desde mi propio vacío
observo el mundo que creas
cuando estoy contigo.