15 jul 2008

El día de mi regreso
la ciudad entera se movía más despacio,
la noche se acercaba desde los infiernos,
la gente me miraba solamente a mí
el extraño día de mi regreso,
cuando me disponía a amar,
lejos del tiempo y de la muerte,
el cuerpo desnudo de mi amada
la ciudad parecía un espejismo,
una sombra condenada, una tormenta.
La noche se acercaba como el lobo
que no sabe retirarse ante la muerte,
la gente, ciega, enemistada,
caminaba hacia la nada y el delirio.

El día de mi regreso
sentí que debía regresar,
lo antes posible, contigo,
a ese lugar del que nunca,
después de haber hollado
la patria lejanísima del sueño,
se debería regresar
otra vez solo.