4 jul 2008

Detrás de la apariencia humana
que reviste la noche de imposturas
ha de haber alguien, alguien cansado
de repetir sus fuerzas contra el aire,
acaso alguien que, como yo mismo,
mueva su sombra para encontrar un sitio
que abarque también a un semejante.

Entiendo que no es fácil
volver, luchar desde la fábula del día
que de algún modo dominan los instintos,
la piel se endurece cuanto más caminas
queriendo ver una mirada fija
que lea en voz alta los detalles.
Entiendo que en la noche, como en el día,
olvidaran todos el sentido amargo
que deja entre las manos la ternura,
el hermoso eclipse que oculta toda muerte
al extrañar verdades como el dolor,
o sueños como la conciencia del pasado.

Detrás de la apariencia humana
que reviste el mundo de inocencia
también ha de haber alguien,
acaso alguien que aún sujete
el peso voluntario de unos actos
que no sean ni sombra ni acertijo,
que sirvan al amor como al cansancio.