13 may 2008

Nuestra historia es ya
un tiempo pleno de palabras,
un tiempo impostergable
que reescribe la certeza
de encontrarnos tras un beso.
Corremos junto a la memoria
que copa la mañana de temblores,
nos acercamos
y el día se convierte
en fábula que florece,
mundo de amores jóvenes,
sombra de luz secreta.

Nuestra historia también es viento.
Viento que habla el lenguaje de la noche.
Música sombría, dolor antiguo,
nuestra historia también sueña
con ser sueño solamente.
Hasta que uno de los dos despierta,
el otro no comprende
que el sueño era irreal,
que nuestra historia vence
por ser el tiempo que ganáramos
viviendo frente a la sombra.
Y no hay sombra a la que los dos,
unidos por el cuerpo y la memoria,
no podamos derrotar
con palabras de derrota.
No hay sombra entre nosotros
que no se extinga tras nombrar
la verdad de nuestra sombra.