14 abr 2008

No sé negar la triste duda
que a veces duele como un verso.
Aún me espera la ventisca
en tus ojos de ausencia pura
y a solas equivoco los relojes.
Mientras tu sales al camino
escrito en tu recuerdo,
una lluvia o un presagio
te roban el silencio de lo dicho.
Sé que no estoy contigo,
que escogemos la palabra
porque brota en los escombros de la noche,
igual que una esperanza brota a veces
en el desierto de toda soledad imperfecta.

También sé
que, igual que la esperanza,
la palabra es un camino que no llega
nunca hasta su supuesto destino,
que aflora en horas desoladas.
Igual que un vástago del sueño
que despertase al mundo
en nuestro reino difuso
de voces e intuiciones claras,
la palabra está llena de silencios,
de dudas vanas, como este amor ingenuo.