9 mar 2008

Espérame

Aunque los perros y las sombras envejezcan,
aunque la dura verdad del tiempo
aceche siempre para apaciguarnos,
espérame. Aunque nosotros,
que no tememos al olvido,
despertemos otro día,
y el amor sea un recuerdo pasajero
que sólo pueda comprenderse
en días negros de tormenta.


Espérame,
aunque la espera sea
una triste blasfemia,
una sombra
lanzada impunemente
contra el sol de la mañana.
Aunque en días como este
ya no podamos esperar nada,
aunque no seamos quien
para conceder el amor,
ni sepamos tanto de orgullo
como para negarlo,
espérame mientras los días
acaso nos ofrezcan pruebas
de que la espera es necesaria.