26 ene 2008

Quererte es fácil.
Me basta con sopesar la vida que conozco,
sentir tu nombre en mis poemas
y acariciar tus hombros,
para después oír la brisa de tu orilla
meciendo muy despacio
el pulso violáceo del crepúsculo.

Lo difícil
es olvidar los vestigios de una herida,
poner fin con la palabra
al tiempo de rendirse,
decir lo que no tiene fondo
cuando no puede ser dicho.

Pero quererte es fácil.
Me basta con pensarte
para adelantar un día la esperanza.