13 oct 2007

Mis ojos reflejarán lo incierto de las calles.
Tú pasearás tu desnudez bajo la luna.
El nombre de los otros será una melodía,
que anuncie sutilmente el tiempo de la espera.
Los niños que hemos sido, a todos robarán el fuego;
los límites que hollemos serán de carne y hueso.
También de carne y hueso, acaso de inocencia,
serán para nosotros la ternura y la clemencia.
Porque a ratos miraremos sobre el mismo mar,
los pasos fugacísimos de una madrugada nueva.

Y todo contendrá un matiz de sueño.
Una brizna de azul, un misterio;
un verso que nazca hacia la luz
en busca del temblor que oculta este silencio.