10 oct 2007







Hoy las palomas volaban como las palomas del poeta. Simples y obstinadas. Algo anunciaban… Todo amor cobra forma en una imagen desesperada. Una imagen que retorna hacia sí misma, asolada por sí misma, llena de sí misma. Hasta que al fin se refleja en sí misma y acontece en secreto. Todo amor acontece. Aunque sea un tejido de jirones miserables, sucede que abriga el alma lo suficiente como para no morir en silencio. Quien ama sabe parecer feliz y no serlo, y hasta serlo y no parecer atrapado en una imagen ideada. Los que aman, resueltos a existir, se escuchan a sí mismos desde muy lejos. La voz reencontrada en la profundidad de su propia naturaleza, parece dirigirse a los vientos, azares de nadie que encuentran dueño en quien los nombra. Hoy las palomas se entregaron a ese viento letal, que acaso sepa regir el destino de los que se perdieron más allá; y mucho más allá de su propio y fatal silencio, volvieron a hallarse.
¿Qué cosa en la inmensidad no será destino, solicitación, amor, misterio?

Hoy las palomas volaban como las palomas del poeta. En tus manos sentí desnudo el universo.