18 sept 2007

Profecía

Y serás el río, con su rumor anhelante,
la noche violácea con sus cantares prohibidos.
El sueño profundo con su despertar perfecto.
La voz impaciente que hoy aguarda en silencio.
Todos los ecos, los nombres, los días.
Todas las formas, los cielos, las artes.

Serás la simiente que germina en la noche
en busca del sol que no puede faltarle.
También el dolor que no ha de olvidarse,
será la señal que despierte al insomne.
Que has de venir -para dejar clara huella-
sobre orillas desnudas; sobre áridas tierras.
Que has de ser tú, aunque de ti nada sepa,
el verdor arropado por sagradas estrellas.