28 ago 2007

Para leer de madrugada

Rompiste el pensamiento que el canto amenazaba
Del verbo interminable hiciste pálidas espinas
Para que un amor tomado brillase en la penumbra
Hiciste que la sombra fuera igual al páramo incesante

Solos bajo el cielo extrañamente solos
Clamando por el dios que acoge a los culpables
Solos bajo el cielo contemplamos el ánimo lejano
Porque sabemos imposible la noche en que encontrarnos

Un remoto animal salvaje nos acecha
Nos mira sin saber si somos alguien
Si somos animales también somos por fuerza
Las vértebras de un cuerpo que hieren los metales

Pero rompiste el pensamiento que el canto amenazaba
Lloraste la belleza de innúmeros amantes
Y para qué amar la inútil ciencia esclava
De estar en los jardines en deuda con la nada