28 ago 2007

Para leer de madrugada

Rompiste el pensamiento que el canto amenazaba
Del verbo interminable hiciste pálidas espinas
Para que un amor tomado brillase en la penumbra
Hiciste que la sombra fuera igual al páramo incesante

Solos bajo el cielo extrañamente solos
Clamando por el dios que acoge a los culpables
Solos bajo el cielo contemplamos el ánimo lejano
Porque sabemos imposible la noche en que encontrarnos

Un remoto animal salvaje nos acecha
Nos mira sin saber si somos alguien
Si somos animales también somos por fuerza
Las vértebras de un cuerpo que hieren los metales

Pero rompiste el pensamiento que el canto amenazaba
Lloraste la belleza de innúmeros amantes
Y para qué amar la inútil ciencia esclava
De estar en los jardines en deuda con la nada

26 ago 2007

te pedirán una señal de amor
cuando repares mansamente
en la ciudad que muestra el aburrimiento
-negro espejo de cifradas soledades-
que traza vientos
que esconde a tantos muertos
como a pobres viajeros del otoño
eterno

sin embargo
si das lo que no te pido
si accedes a este sencillo juego
ante los nombres del agua
ganarás la fugaz palabra
que guarda el carcelero

ese susurro incierto
del deseo incierto

quiero

16 ago 2007

Desnudo


Bajo el Influjo del Tiempo:




Registro una y otra vez la misma voz. Le pido la nostalgia de los árboles milenarios, el fuego huracanado del desierto. La oigo hablar y hablar, una y otra vez, en un lenguaje profundo y aterciopelado, que recibo como huella en mi silencio. Un lenguaje veloz, espontáneo, de miradas tibias, de angostas inflexiones. De susurros violentos como truenos más que lejanos. La miro una vez más sin entender lo que está diciendo. Su voz, eslabón de sombra, me invade como una fuerza estática; como la imagen devastada de la piedra, que una vez alisada, se conforma con existir. Su voz dice lo que parece callar en los parajes fugitivos de la infancia. Es ella. Ella es el néctar; la densidad que deja tras de sí la primavera. Me mira. Su mirar es pura ausencia. Se repliega en horizontes imposibles, que más allá del devenir ofrecen su respuesta. No sé contemplarla sin asistir un sentimiento ingrávido, de tristeza impasible. No sé qué ofrecerle. Su voz continúa tejiendo un nexo apenas audible; mientras yo trato de recoger, entre brisas infinitas, su modo de huir sin remordimientos. Es ella. Sé que es ella. Resuena en las ciudades el cantar de aves atrapadas junto al grito del amenazado.
Si supiera descifrar todos sus gestos, y hasta el verbo cansado que no entiendo…

Al final se va, desaparece; huye como todos los enemigos del invierno hacia el océano austral. Acaso era ella el ocio de la locura, la vastedad temprana del amanecer que mitiga los delirios del insomne. Con ella parte el sortilegio del deseo, encubierto por la soledad en esta hora sonámbula. Quedo yo en esta plaza de nadie, preguntándome cuántas veces habré amado como ahora.



14 ago 2007

Elfo


Dibujo de mi época de instituto. En los finales me tumbaron cuatro. Pero hay que ver lo bien que me quedó.

9 ago 2007

Autorretrato (retocado)


Padre; te vi llorar la vida en sus últimas respuestas.
Llorar sobre tu lecho frente a la tarde que ardía.
Queriendo resistir los ásperos pesares de la muerte,
te vi llorar como borrasca azul que rompe
su gélida elegía contra los cielos del norte;
llorar tu propio tiempo resuelto en agonía,
en el momento más incierto que la tarde esconde.
(Acaso sentiste ser materia turbada de emociones,
que sufre porque ama, que siente porque llora;
materia que se eleva más allá de su nombre
en busca de la tierra que todo lo responde.)

6 ago 2007

Dejo pasar al viento. Pasa el sol de agosto…
Como un animal indefenso visto la inocencia.
Ahora me contento viendo pasar al león presuroso:
poderoso pensamiento de increíbles acentos,
que cruza los jardines con siniestra cadencia.
Dejo pasar al viento y al predador que albergo
someto al juicio aprendido de haber sido presa.
Me contento con ver pasar la noche que dicta
un sueño pacífico o afán de inocencia:
mi única forma de ser compasivo
es dejando pasar la propia violencia.