3 jun 2007

Lentamente desentraño esta locura
que bien pudiera serme útil.
Por más que de su terrible compañía
obtenga sólo la deuda del cansancio,
entre sus pliegues extraigo para todos
capítulos febriles de mi asombro:
como ciertos azares de presunta armonía,
o tardes ingrávidas, llenas de polvo luminoso,
acotadas por el vago límite de la imaginación.
Hay un método en todo esto,
un trato con el horror secreto
conlleva dar testimonio, amansar
el juicio ennegrecido de los otros.
Soy fiel a esta locura, mas sólo en la medida
en que ésta me reporta un lúcido bagaje.
Y así contemplo la densidad de la noche,
como si en su incierta oscuridad cupiera
la verdad indescifrable de este loco.