23 abr 2007

No permitas que el amor te sea ajeno.
Si la razón te obliga a esconder el amor,
no sueñes con el éxodo hacia la experiencia.
No hay aprendizaje que determine la vida.
La vida te enseñará a través de lo más secreto
a estar atento, a servirte siempre de la belleza.
Nada puedes aguardar que ya haya sucedido,
pues el amor es eso:
hacer de cada instante único el primero
de una vida cambiante y de ojos ciegos.

No esperes adelantarte a esto hasta muy tarde.
Ya que la órbita sucesiva del tiempo,
culminará sólo cuando te des por vencido
ante el patrón grisáceo y perfecto de lo cotidiano.
La rutina, el hábito de merecer el privilegio de amar,
conduce sólo al sucio puerto de lo predecible.
Entonces, no trates nunca de obrar según lo vivido.

Debes permitirte amar hasta lo que aún no conoces.