10 feb 2007








Quién dice no percibir la misma expresión,
el mismo fuego que acaso circundara
la ambigua interpretación del caos redimido.
Cómo saber si esta vieja música imposible
derrama de igual modo su luz en tus sentidos.
Cómo saber si es otro, idéntico y distinto,
el ritmo escondido en la dulce intimidad,
así protegida por la hondura inasible del silencio.
Por qué pensar que todo sucede a destiempo,
siempre desde un centro que nunca ha existido.

Puesto que más allá estará todo cifrado,
sólo nos quedará la inspiración imprecisa:
desenterrar la verdad, la palabra adecuada.
¿No sería entonces siempre más hermoso
creer que todo lo sentimos al unísono,
incluso aquel hecho indistinto, aquello
que en verdad no puede ser corroborado?