7 ene 2007

Se demora en lentas avenidas,
contagia de su azul mis pocas predicciones.
Expresa, sueña y duda, como un hecho de luz,
lo que nace para sentir su amor
desde la reminiscencia desnuda.
No vuelve para herir. Ella nunca podría.
Su sola convicción contiene aquel diamante
expuesto hacia el dolor, hacia la lucha,
hacia el éxodo incansable de la belleza nocturna.

Emplazada hacia mí por vientos fabulosos
espera recomenzar en el límite del ocaso.
Quiero pensar que no puede haber engaño,
que es de ambos el tiempo que me ha dado.
Como de ambos es al fin aquello que callamos.