9 ene 2007

Hay una continua intermitencia en lo vacío, acaso
un roce de plenitud que no distingo, signo de luz,
versículo dividido que acontece por sí mismo
llevando el despertar hasta el asombro propuesto.
Sin embargo, aunque la conciencia reconozca
tardíamente el sentimiento, éste siempre subyace,
como un eclipse indistinto, en la raíz sensible,
en la intermitencia continua de su extraño gobierno.
Me invade como rayo precursor de la materia,
como exigencia de vivir hasta completar la vida
me imbuye en su cadencia de armonía espontánea.

Es el amor que acaso me revela
las formas prematuras del ascenso,
el tiempo inmaculado de la vida.

No quiero saber, me niego a fabular acerca lo cierto.
La propia realidad es un espejo
capaz de reflejar cualquier vivencia.