18 oct 2006

Surge bajo la luz un reino antiguo de palomas.
Un reino extraño, fugaz siempre,
en el que arcángeles fatuos y tormentas
urdieran lentamente una música infinita.
Templados instrumentos melancólicos
parecen vibrar al son de un devenir fortuito.

Reino solar de endechas vespertinas,
llevado hasta mi cabeza por la intuición evidente,
pues ésta trae consigo la ensoñación simbólica
que hiciera surgir del matiz ambiguo la belleza.
Dueño de este reino es el poema
por el que el corazón acalla su locura hasta la muerte.
Sin embargo en este reino se entremezclan
raras sabidurías, mentiras elocuentes,
amores que el pensamiento encarna en figuras hurañas
cuya mayor proeza es la soledad que tientan.

Surge bajo la luz este reino,
bajo la luz, este reino evidente.