12 oct 2006


Estático el color evoca su secreto
para que la mirada reprima sus hábitos inútiles.
Reducir la imagen a la esencia desnuda,
filtrada ante mis ojos por suposiciones vacías
que me conducirán de nuevo al sueño errático.
Esta recóndita parcela de vida desconozco,
tan sólo porque mi ambición no juega con el embeleso,
trágico y perpetuo, que busca en mí el artista condenado.
El lienzo contiene la misma densidad cansina
de todos los silencios que gana una pregunta.

Arrojado ahora hacia aquella realidad imposible
contemplo algo extrañado la obra irrealizable,
quise comenzar ésta al preferir la vida
que fue quedando atrás con su porvenir distante.
Puede que mi imaginación aún quiera advertirme
acerca del terrible poder de sus excesos,
pues de triunfar totalmente sobre mí,
mi arte crecería hasta más allá de la locura.