27 oct 2006

Avanza, simplemente avanza.
Por entre providenciales ruinas imbatibles,
por entre los muros cuya sola sombra mortifica.
Hay esquinas que aún aguardan tu promesa.
Hay árboles, árboles solemnes,
que llevan ya tu nombre escrito entre las frondas.
Queda un fuego en la montaña,
testigo de la plenitud mecido por la noche.
Hay un negro galeón, un galeón vencido,
desde el que partirán mil mujeres enlutadas.
Avanza, aunque los ojos se arrepientan
de haber visto el centro ciego de la rabia.
Pues no recuerdo ya tus días oscuros.
Y en mi soledad no hay más que un enemigo
cuya idiosincrasia es idéntica a la mía.