28 sept 2006

Ahíto de fúnebres vientos, ahíto.
Tanta cerrazón impura ante los ojos
tradujo oscuramente su dominio.
Tanta luz que no fue vista, tanta…
Sobre los actos llenos de olvido
pesa la memoria de piedras uniformes.
Mi extraña historia verdadera.
La suma de los versos que arrojé al camino,
la paz que fuera dicha sólo para el muerto.
Mi historia de lazos sin comienzo,
historia de sombra y espejismos.

Una vida es esto, exactamente esto:
podrá durar como una noche intensa,
podrá acabar en un instante
sin que el corazón bombee más recuerdos.
Pero una vida es esto, pase lo que pase.
Y cuando acaba el día,
sólo resta desnudarse;
tal vez para amansar al animal ahíto,
que cubierto de nostalgias, vocifera
su nombre en la primavera del silencio.