4 ago 2006


El verano es premura que alimenta
los éxodos tempranos del anhelo.
Cualquier pensamiento se impregna
de la llama de su luz serena y fuerte…
Y aunque todo prosiga,
el verano es la razón por la que vuelves,
la hondura que se cierra amando
por un singular preludio de promesas.
¿Por qué olvidar las fuentes,
la sombra que entreteje cada árbol?
Más raíz hay en nosotros,
más razón en nuestros pasos,
que en la cadencia suspendida,
devuelta hasta la muerte,
en cada consecuencia del verano.
El verano es premura cuando vuelves,
distancia contenida en las luces del pasado.
Llama que acrecienta la mirada del deseo
el verano es el regreso y la partida,
corazón interrogado en silencio; arde
fugazmente por el tiempo de la dicha.