21 jul 2006








Me abriré paso entre episodios frenéticos
contenidos a vida o muerte
bajo una máscara pensativa.
Abandonadme otra vez a la intemperie;
el buen ángel me arrancará el rostro
que todos contemplaron desde la sospecha.
Aún así me abriré paso, lentamente,
por los pasillos de un sórdido laberinto
en que el buen ángel cercenará mi lengua.
Pues la muerte que me reserva
necesitará de un buen creyente
que no mienta.
El buen ángel crucificará mi cuerpo
solemnemente, como un buen ángel.
Todo para comprender
que si tuviera un alma
no necesitaría máscaras,
ni lengua, ni tan siquiera un cuerpo.
Si tuviera un alma la llevaría siempre muy dentro
para que el buen ángel no pudiera jamás probarla.