3 abr 2006


Siendo niño, si el niño huye y aguarda,
es más fácil empaparse con la cálida obra
de plena luz filtrada sobre árboles frondosos.
Pues la infancia, lugar inasible para el odio,
es el tramo único y breve de la vida
para el que somos algo más que una mesura...
(acaso una espiga también secreta fábula).
Siendo niño, si el niño canta o vive,
es más fácil merecer libertades sobre un sencillo juego.
Sobre todo porque aunque el niño juege a solas,
siempre contempla la verdad de sus actos
como si estos no conllevaran en sí una victoria.

Siendo niño, si la primavera es veloz como la tarde,
si el niño crece para errar tras cada estrella,
es posible que todo lo sembrado en un instante
germine en forma de tristeza.
Y que el niño vuelva para siempre sus pisadas
sobre la tierra árida de la hipocresía,
para ser admitido un solo día
por otros niños conscientes que olvidaron,
durante el tráfago inútil de la sombra,
la diáfana sencillez de ser tú mismo.